Pues sí, estas hadas se la pasaban mirando creaturas desde su ventana en la Torre. Una vez vieron un orco vendiendo armas, al parecer, a unas damas élficas, de esas que se sienten reinas del mundo entero. Haciendo gestos ridículos lo rechazaron y él prosiguió su camino pasando por donde estaban Peri y Étoilène, ellas le miraron con atención encontrándole bello, pues si, ¡un orco bello! ¿Quién lo imaginaria?
El muy coqueto les regaló una sonrisa muy linda y perversa, pues llevaba un puñal sobre los labios. Quedaron idiotizadas las pobres, qué sensibles, ja ja ja...
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